viernes, 6 de marzo de 2015

UNA VISITA MUY ESPECIAL

UNA VISITA MUY ESPECIAL 

 Muy pocos olvidamos a un gran maestro. Sé bien lo que digo. Cualquiera de nosotros echará antes en el olvido a aquel amigo íntimo de infancia o a la fiera que lo machacaba sin piedad en el recreo... Pero los grandes maestros dejan una huella que permanece hasta el final de los días. Es una relación de una naturaleza tan singular que el paso del tiempo, que tantas cosas se lleva por delante, lejos de enturbiarla, solo consigue purificarla y embellecerla. Muchas veces nos pasa, que ese maestro queda grabado en nuestras retinas y no lo volvemos a ver, pero el destino que es caprichoso y azaroso, ha querido que cerca de 25 años después vuelva a encontrarme con uno de ellos. Sí, con mi maestro Santi de infantil, “Don Santi” un maestro de pelo rizado, alto y con gafas (y es que así lo recordamos todos) y que después de muchos años sigue igual. Este gran hecho (o al menos así lo fue para mí), fue contado a mis niños y niñas (ya que acostumbramos a contarnos todo lo importante que acaece en nuestras vidas), rápidamente me pidieron que le escribiésemos una carta para conocerlo, y así lo hicimos. Santi, aceptó nuestra invitación sin dudarlo y hoy tras varios días de espera se ha producido el encuentro. Ha sido un rato magnífico, en el que hemos recordado y cantado juntos algunas de las canciones favoritas de mis alumnos y que me las enseño él, además ya sabía que estábamos realizando un proyecto de los dinosaurios y nos ha traído material para nuestro rincón temático. Hoy vuelvo dar las gracias al barrio que tanto me ha aportado, porque una vez más me ha dado una de las experiencias más bonitas que cualquier maestro pueda vivir: El compartir el aula con quien un día lo fue para mí.